Clima de aula organizado

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Clima de aula organizado

¿Por qué es importante?

¿Por qué es importante propiciar un clima de aula organizado?

 
  1. Porque constituye un contexto propicio
para el aprendizaje

El clima de aula influye en el aprendizaje al proveer las condiciones socioemocionales y de ritmo de las actividades que permiten el intercambio de ideas, la reflexión y la evaluación, entre otras (Ascorra, Arias y Graff, 2003). Es importante entender que la práctica pedagógica está intrínsecamente relacionada con el clima de aula, siendo esta combinación la que determina las posibilidades de desarrollo y aprendizaje de los niños y niñas (Op cit.). A su vez, los propios estudiantes perciben de manera distinta el clima de su aula cuando sienten que su organización los motiva, les permite construir conocimiento, participar y colaborar (Valoras UC, 2008), es decir, cuando ven que la forma en que las actividades están organizadas facilitan su aprendizaje.

2. Porque favorece el desarrollo socio-emocional
de los niños y niñas

Un clima positivo es aquel en el que el o la educadora es sensible a las necesidades de los niños y niñas, les transmite altas expectativas, modela comportamientos positivos y les ayuda a regular sus emociones (Subsecretaría Educación Parvularia, 2019). Este tipo de interacciones promueve la participación y autonomía de los niños y niñas, su capacidad de trabajar en equipo y una mayor autoregulación (Roman, 2007). A la vez, los invita a actuar con mayor iniciativa, interactuar con otros y resolver los problemas que se les presenten, valorándose gradualmente como individuos (JUNJI, 2016). Es decir, en un clima positivo y organizado se generan interacciones adulto-niño/a, y entre los niños, que contribuyen al desarrollo de sus emociones y habilidades sociales.

3. Porque contribuye al bienestar
y disfrute de los niños y niñas

Un clima de aula positivo se asocia con la sensación de seguridad, confianza, serenidad, gozo y satisfacción por parte de los niños y niñas (JUNJI, 2016). En este tipo de ambiente, los niños y niñas se sienten queridos, aceptados y acogidos, sabiendo que recibirán ayuda cuando lo necesiten, lo que a su vez les permite establecer relaciones interpersonales satisfactorias para sí mismos y los demás (Op cit). Esto a su vez, contribuye a que se sientan parte del centro educativo y comunidad a la que pertenecen (Op cit). En otras palabras, en un ambiente positivo y organizado, los niños y niñas sienten agrado y ganas de asistir al jardín infantil o escuela (D’Achiardi, 2015).